martes, 2 de diciembre de 2014

Primera entrada



Esto es bastante obvio, pero aun así valdría la pena señalarlo: Es esta la primera entrada a un blog supuestamente serio sobre un tema que completamente ignoro. Sin embargo, no hay impedimentos para que despliegue mi voluntad en esta página. Antes que nada comentaré las palabras de Rafael Uribe Uribe, palabras fuertes, concisas y preciosas. Contra los penitentes versificadores, titula el texto, perdido y encontrado por una estudiante. Uribe Uribe desarrolla su tesis en estos tres tiempos: preparar, apuntar y disparar, su objeto de fusilamiento: los inútiles poetas, los inspirados, lo soñadores. El texto es demasiado precioso porque no se trata de una sátira amarga sobre la medida clientelista y completamente banal en la literatura, a saber, las prebendas institucionales y los títulos, que llevan como antiguos aristócratas muchos poetas, y que son otorgados por premios y amistades de letras. No, este texto de Rafael Uribe Uribe es precioso porque se trata del concejo más sincero y honesto que daría una persona, preocupada por su país y por las personas que no ven lo inútil de aquello. Un consejo precioso. 

Roberto Bolaño dijo alguna vez lo mismo, no se dediquen a esto, esto es lo peor, esta labor es de canallas. ¿Cuántos escritores escuchamos decir que desean para sus hijos una vida como la que ellos llevaron? La vida es una estructura de banalidades a las que se les da sentido. Sin embargo, hay tres puntos fundamentales que quiero señalar de la carta, que de paso comento: fue enviada como respuesta a un grupo de jóvenes que le hicieron la petición de que escribiera en su revista literaria (y que me fue recordada por alguien en twitter al leer un artículo sobre poesía colombiana que había escrito, a decir verdad, el panorama es triste, no hay forma de salir del atolladero). 

Primero, la literatura como instrumento banal, imaginativo y corrupto. 
"¡Y con qué pena, con qué alarma, contemplo desde lejos propagarse más cada día esa epidemia en mi tierra! Es un constante resonar de nombres nuevos, adquiridos para la malhadada secta versificadora; es una viciosa floración de publicaciones literarias por todas partes, como una especie de maleza nacional".
En este hoyo oscuro en el que cae el hombre, el de la versificación, lugar al que cae por su falta de hombría: 
"Las mujeres tienen mucha parte de culpa en el desarrollo de la deplorable afición poética. Si en vez de recibir con agrado esquelas de amores escritas en verso, reservaran su preferencia para los mozos audaces que les ofreciesen una piel de ciervo del Ruiz, o una de tigre de Risaralda, cazados por su mano, distinto anduviera el mundo. Pero, ¡ay!, el coronel Salvador Córdoba no formó escuela; ya no hay cazadores en Colombia".
Y sin duda tiene razón, ya que la mayoría de los versificadores son gente que se entrega a una bohemia placida de afectación pseudosensible sobre la vida, que de paso no ven porque están ocupados imaginándola terrible o linda o mágica. Uribe Uribe siente que la pobreza viene de tales actitudes frente a la vida, no en sí frente a la literatura. Sin embargo no hay forma de que un poeta pueda ser tomado en serio cuando ni el mismo se interesa por los problemas mismo del lenguaje, en ese caso, "!Vayan y trabajen!".  El talento mal empleado lo abruma, la prosperidad perdida del país, la mediocridad en la producción intelectual, y todas estás cosas que nos topamos cada día en las calles. 

Para él: "Cuatro son los géneros literarios que quisiera ver cultivados en Colombia: la historia, la crítica, la novela o siquiera el cuento corto, y el teatro". Porque la poesía en realidad es de gente que busca fama, prestigio, convertirse en significantes vacíos, a lo Laclau, o en timadores de segunda mano. Esta gente en realidad abunda (creo que soy uno de ellos). A fin, el consejo se reduce a: "Dejen la revista, dejen la literatura, y tomen otro oficio".

Aquí seguimos el consejo y comenzamos a explorar los caminos complicados de la educación colombiana (o en general: Espero llevar este blog a buen término). En palabras del propio Uribe Uribe:
"Tampoco han de querer consagrar sus capacidades a los tres más arduos problemas que tenemos: escuelas, caminos y moneda".
Pero aquí sí queremos. Así que trabajaremos la Educación desde las escuelas: la pedagogía, los diseños de planificación, gestión y administración de maestros (suena difícil). Los caminos: la distribución de recursos, de donde viene y a donde va (clientelismo y corrupción). Y la moneda: básicamente los trucos legales que se usan para sacar, evadir, mover, inventar inversión privada y esas cosas que en las leyes, tan manoseadas, se legisla y que cada tanto se toma en discusión al interior de las universidades. Esto casi que es mi proyecto de tesis, pero también es producto de un terrible aburrimiento. 

Nos despedimos con esta cita a la que se reduce la política educativa de mi país, sale del libro Educación y Clientelismo en Colombia de Jesús Duarte.
"Dos maestros de $90.000 son mejores que uno de $180.000".

(Esta también será la historia de cómo abandone todo y me metí en una camisa de once varas).

    

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