La Revolución Invisible se publicó en el semanario “La Calle” del
MRL entre mayo y diciembre de 1958. Se recopila y publica en 1959, bajo el
sello “Tierra Firme” en la ciudad de Bogotá. Jorge Gaitán Durán (1924 - 1962) fue uno de los
fundadores de la revista Mito, hace poco homenajeada, pero el poeta y ensayista
parece no ser muy leído en realidad. Comentamos aquí brevemente su ensayo.
Las reflexiones
de Gaitán Durán se alejan de dogmas y señala los vicios que de un punto u otro (izquierda,
derecha, ultraderecha o comunismo) han afectado la realidad colombiana. No hace
un análisis histórico muy amplio. Toma como punto de partida la caída de Rojas
Pinilla y la creación del Frente Nacional. Esto le ayuda para mostrar, con mucho acierto, que los vicios políticos de su momento son los mismos que han aquejado antes (y
que aquejan hoy) a Colombia.
La Revolución
Invisible que Durán veía venir en realidad nunca llegó. Se presentó, y
sigue presentándose, en diferentes manifestaciones políticas y sociales, como
la movilización estudiantil o el movimiento campesino que hemos visto
recientemente (que seguirán presentándose, dado que Colombia adolece los mismos
problemas de siempre), pero que no han tenido el peso que tal vez imaginó y que
serviría para crear una nueva conciencia nacional (si es que puedo usar esas
palabras). En esas manifestaciones populares se evidenció lo alejado de los
partidos políticos colombianos de la realidad social, justo como Durán denuncia
de su tiempo. Advierte sobre estos problemas de la política y plantea una práctica
posible para salir de ellos, y aunque el ensayo es hermoso, parece no haber
creado ningún eco en los lectores. Así lo parece, googlear La Revolución
Invisible de Jorge Gaitán Durán sólo nos acerca a un puñado de ensayos académicos
que sirven más de referencia que de caja de resonancia de su pensamiento
(preguntar por él también es darse cuenta de lo poco conocida de su obra, el
conocimiento se reduce a unos cuantos poemas).
Su tesis de la
Alianza de Conciencias propone la creación de un dialogo entre diferentes
sectores de la sociedad. No una comisión de sabios, contra las que arremete,
sino algo más cercano, una conciencia, una revolución que tome el país perdido
en el clientelismo y la corrupción. En sus palabras se siente casi el sueño de
un país moderno, progresista y consciente de sí mismo. Cosa absolutamente
inexistente. Nuestra política, al parecer, ha actuado siempre igual a Julian
Sorel; a beneficio propio, en medio de apariencias y demagogia. El momento
político y social que vive este país hoy tal vez sea un buen punto de partida
para volver sobre algunas posturas de su pensamiento.
Aquí retomamos pequeños fragmentos ubicados en las Notas Preliminares, en el capítulo siete dedicado a La Alianza de Conciencias y del apartado
del Apéndice, del que se extrae una pregunta sobre esta llamada Alianza.
La Revolución Invisible*
Ciertamente estos apuntes sobre la crisis y el desarrollo de Colombia no son un ensayo sociológico o económico, sino apenas una tentativa de estudio político. (Pág 317).
Partí de la caída de la dictadura
militar el 10 de mayo de 1957 y de la elección de Alberto Lleras Camargo para
hacer una comprobación que de puro obvia resulta ponzoñosa: estamos en la fase
postrera de la transición del feudalismo al capitalismo, la cual no se reduce a
una simple asociación de intereses entre el presidente y los burgueses, sino
exige un proyecto concreto, basado en el conocimiento a fondo del país y
centrado en la industrialización y la reforma agraria. (Pág. 317).
El comunismo en Colombia, débil y
dogmático, no es actualmente una alternativa. (Pág. 318).
Creo que el país se ha engañado
sobre la formación de los escritores que más o menos tienen mi edad. Pertenezco
a una generación marcada con más hondura
por Marx, Freud y Sartre que por Proust, Joyce o Faulkner; nos interesa
y nos entusiasma la experiencia literaria de Borges y Robbe-Grillet o la
experiencia ontológica de Heidegger, pero prestamos más atención a Machado,
Lukacs o Henri Lefebvre; nos conmueve la aventura humana de Henry Miller o Jean
Genet, pero es un apelícula como Paths of Glory, de Stanley Kubrick, donde nos
reconocemos. (Pág. 318).
La Alianza de conciencias
Ojalá este largo viaje a través
de la patria haya permitido encontrar algunas perspectivas para establecer una
política –no le tengo miedo a las palabras- a la vez de izquierda y
nacionalista. Creo firmemente que la suerte de nuestro pueblo no se juega en
Moscú o Washington, el Vaticano o Madrid, sino en Bogotá, en nuestras ciudades
y nuestros campos. Yo sé las dificultades que impiden trasladar al plano de la
acción, en forma de nuevo partido político, estas conclusiones o tentativas,
pero estoy seguro de que los hombres de mi generación pueden erigir una alianza de conciencias, que obre desde
la esfera de cada cual: la cátedra y el parlamento, el periódico y el
sindicato, el libro y la agitación popular, y en cuyo ámbito puedan contribuir
al proyecto nacional personalidades
venidas de tan diversos horizontes ideológicos como Belisario Betancur, Alfonso
López Michelsen y Darío Mesa. La unidad de una juventud que sepa utilizar su
lucidez quebrará la torpe complicidad electoral y burocrática en que hoy se
empantanan las castas políticas. Me Parece importante encontrar un Terreno
común de discusión y trabajo con los jóvenes nacionalistas surgidos del
conservatismo. Muchas veces he pretendido conversar con ellos, pero desde el 9
de abril de 1948 las Derechas tienen de mí una idea legendaria u no han querido
escucharme. Estas reflexiones son una nueva invitación al diálogo. También. El nacimiento
de una pasión colombiana. (Pág. 379).
Apéndice
1. ¿Cómo
se concretaría para su desarrollo práctico lo que usted llama en sus
reflexiones sobre Colombia, que acaba de publicar “La Calle”, una Alianza de
Conciencias?
JGD: No entiendo
por ahora la alianza de conciencias como un nuevo partido o grupo o una
organización, sino como un permanente diálogo intelectual y político entre los
hombres de mi generación, que los lleve a obrar dentro o desde sus respectivos partidos o sus respectivas
actividades – cátedra, libro, periódico, sindicato, guerrillas, parlamento,
laboratorio, oficina de planeación, etc.- Con un criterio por encima de los
partidos, con una lucidez y un desinterés y una disciplina en el trabajo
superiores a las mezquinas consideraciones de partido. Se me dirá que todo esto
es pura teoría ineficaz. No creo que la objeción valga: la eficacia depende de
nosotros, de nuestra aptitud para crear situaciones políticas. Yo tengo
confianza en la verdad y la razón. (Apéndice, pág. 385)
*Las notas son extraídas
de La revolución Invisible y Apéndice. En Obra literaria de Jorge Gaitán Durán,
Biblioteca Básica Colombiana, publicado por Instituto Colombiano de Cultura, 1975.
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